El cuerpo de las adicciones – al contrario de lo que supone la opinión popular – no es un cuerpo caótico y librado a un hedonismo sin límites: se trata de un cuerpo disciplinado por una sustancia o conducta ritualizada con el propósito de lograr un goce manipulable y no tóxico. Se articulan en este trabajo, en el marco de la especial relación entre la aparición del psicoanálisis y el desarrollo de la ciencia, algunas ideas que se consideran fundamentales para un abordaje del “uso de sustancias”. La ambigüedad del término no es casual: se refiere tanto a las sustancias consideradas ilegales como aquellas de consumo legal y médico, especialmente los psicofármacos.

En el complejo tema del consumo de sustancias parecen indiscutibles el protagonismo del cuerpo y la necesidad de encrucijadas disciplinarias. El psicoanálisis al ser “psicologizado” resulta ausente o contaminado por otros modelos del cuerpo, soslayándose así lo singular del sujeto. Pero lo inconsciente se impone, y allí donde sólo se verían “los contaminados”, aparece fugazmente y con sorpresa el "otro" cuerpo.