El trabajo propone la reflexión de aquellos momentos del proceso analítico en los cuáles el cuerpo de paciente y analista, habitualmente quietos y ritualizados por las normas del encuadre, cobran un especial protagonismo en el escenario del análisis. Se trataría de situaciones traumáticas silenciadas, que podrán ser significadas aposteriori de una puesta en acto- para la autora- o un enactment agudo en términos de R. Cassorla. Se exploran, asimismo, las nociones de “baluarte”(Baranger) y “enactment crónico”(Cassorla) que denominan ciertas detenciones en la movilidad del proceso en las cuáles se encuentran capturados ambos integrantes de la díada. Se plantea un ejemplo clínico para trabajar estas ideas.