Establezco un diálogo y exploración de los aspectos exteriores del rostro con sus posibles máscaras y conformaciones estéticas, y de lo que está bajo la piel, marcando un contraste y una tensión entre ambos. La carne, como símbolo del cuerpo en tanto materia orgánica cargada de deseos poderosos, muestra a la vez, cuando queda expuesta, su fragilidad, y despierta un sentimiento de lástima y dolor.

Pienso hablar de la noción de fetiche en su ambigûedad radical, vale decir no uncido al concepto antropomórfico de falo sino más bien a una experiencia de lo corporal-artificial como clave productiva del deseo. Si el objeto a de Lacan prescinde de la imagen para quedarse con la letra desnuda, el fetiche en cambio está aferrado a la materialidad de la imagen, o más bien de las imágenes proliferantes que desestabilizan cualquier noción de identidad y liberan al deseo de fijaciones identitarias. Pienso además proyectar imágenes que exhiban esa noción nómade llena de enigmas a veces mudos pero siempre interpelantes.

A partir de la performance Palomo, de la artista brasileña Berna Reale, la autora teje argumentos relacionados al arte como testigo de la violencia en su país, destacando el estatuto del cuerpo y de la experiencia visual en el arte contemporáneo. Hace referencia al lugar paradójico que ocupan el sueño y la escena artística como una base para pensar la interpretación como puerta abierta hacia el devenir humano, un discurso que circula, generador de sentidos.